Las ONG ecologistas lanzan la campaña “No seas buitre”.

El Estado español acoge al 80% de los buitres negros y leonados de Europa Cinco organizaciones ambientales europeas -SEO/BirdLife, WWF España, SPEA, Vulture Conservation Foundation y BirdLife Europe-, reclaman la prohibición del diclofenaco para uso veterinario en Europa y, en particular, en España, Italia, y Portugal, los tres países de la Unión Europea que acogen la mayor parte de las poblaciones de buitres del continente. Este fármaco antiinflamatorio, inocuo para el ser humano y los mamíferos, podría ser responsable de la muerte de miles de aves necrófagas si lo ingieren a través de la cadena trófica. Además, su uso para tratamientos veterinarios carece de sentido, dado que existen alternativas igual de eficaces, con un coste similar y que son seguras para los buitres. A través de la web y bajo el lema “No seas buitre, déjame serlo a mí”, las organizaciones piden a los ciudadanos y otras entidades que se unan a la campaña para lograr la retirada del diclofenaco veterinario del mercado. Las aves carroñeras se ven afectadas por el medicamento al alimentarse de cadáveres de animales que previamente hayan sido tratados. Su efecto pernicioso y devastador para los buitres se ha comprobado en el subcontinente indio, donde se demostró que la presencia del diclofenaco en tan solo el 1% de los cadáveres de vacas abandonadas en el campo llevó a la casi extinción -en un 99%-, a cinco especies de buitres: el indio, el dorsiblanco, el bengalí, el cabecirrojo y el picofino. En la actualidad, su uso con fines veterinarios está prohibido en países como India, Nepal, Irán o Pakistán, lo cual ha permitido frenar el declive de las poblaciones de necrófagas en estos lugares. A pesar de estos precedentes, el uso veterinario del diclofenaco está permitido tanto por la Unión Europea como por los Gobiernos español e italiano. En el estado portugués, las autoridades están valorando su autorización. Una inmerecida mala fama El diclofenaco es uno de los muchos obstáculos que sufren los buitres, uno de los grupos de aves más amenazados del planeta, con 16 de sus 23 especies (casi el 70 %) en situación de riesgo grave. En este contexto, el Estado español tiene un papel clave en su conservación, al acoger al 80% de los buitres negros y leonados de Europa, además de otras especies amenazadas como el alimoche o el quebrantahuesos. Se trata, posiblemente, de las poblaciones de necrófagas mejor conservadas del mundo. La campaña de WWF España, SEO/BirdLife, SPEA, Vulture Conservation Foundation y BirdLife Europe, apoyada por la Fundación MAVA, utiliza el lema “No seas el buitre, déjame serlo a mí”. Y es que la inmerecida mala fama de estas aves está incluso reflejada en el diccionario. Tanto en español como en portugués e italiano, el término no sólo se refiere a un determinado tipo de especies necrófagas, sino que también se emplea para referirse a personas con conducta mezquina. “Situados en la cúspide de la cadena trófica, los buitres eliminan del medio la amenaza de enfermedades que surgen durante la putrefacción de los cadáveres. Son además grandes aliados de los ganaderos, no sólo por limpiar el campo, sino porque evitan el tratamiento e incineración de miles de toneladas de restos animales cada año. De esta manera, permiten ahorrar millones de euros en la gestión de residuos y se evitan la emisión de cientos de miles de toneladas de CO2 anuales, en beneficio de todos”, apunta Juan Carlos Atienza, responsable de Gobernanza Ambiental en SEO/BirdLife. En concreto, la actividad necrófaga de los buitres evita el tratamiento e incineración de unas 8.000 toneladas de restos animales cada año solo en el territorio español. Una medida de consenso y sentido común Existe un gran consenso científico sobre la necesidad de una prohibición total del diclofenaco. Y también en la comunidad internacional: La XIª Conferencia de las Partes del Convenio de Especies Migratorias (CMS), en su resolución UNEP/CMS/COP11/CRP3, recoge la necesidad de prohibir a nivel mundial el uso veterinario del fármaco. “Existen alternativas igual de efectivas, seguras para los buitres y que no suponen un mayor coste para los ganaderos. España, que tiene una gran responsabilidad a la hora de conservar a estas especies protegidas, no puede demorar una medida que es de sentido común. Prohibir el diclofenaco es una cuestión de voluntad política. Esperamos que las fuerzas con representación parlamentaria se pongan del lado de lo razonable”, señala el Responsable del Programa de Biodiversidad de WWF España, Luis Suárez. Las cinco organizaciones ambientales instan a las autoridades europeas, españolas, italianas y portuguesas a prohibir definitivamente el uso veterinario del diclofenaco, y a desarrollar un procedimiento reglado que permita evaluar el impacto de los medicamentos de uso veterinario en la fauna carroñera, tanto de los ya autorizados como los que puedan llegar a autorizarse. Fuente: Arainfo (14-7-2017)