Aragón prohíbe por primera vez las batidas de caza en zonas con osos.
La medida, que afecta a áreas concretas de las reservas de Los Valles y Benasque, es excesiva según los cazadores y se queda corta para los ecologistas.
Archivan la causa contra el cazador que mató a la osa Sarousse porque «trató de proteger su vida»
Las batidas de caza estarán prohibidas en aquellos lugares donde haya presencia constatada de osos. El Gobierno de Aragón acaba de aprobar por primera vez medidas para evitar accidentes como el que le costó la vida a la osa Sarousse hace justo dos años a manos de un cazador que le disparó al sentirse amenazado en un coto del Valle de Bardají. En una resolución publicada este viernes en el Boletín Oficial de Aragón, el departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente modifica la orden anterior de abril que aprobó los planes cinegéticos en las reservas de caza para la temporada 2022-2023, ya que en ella no se incluían restricciones en zonas oseras. La nueva norma establece zonas de exclusión de batidas en dos reservas con presencia habitual de oso, la de los Valles (Ansó y Hecho) y la de Benasque. En la primera está asentada la osa Claverina, liberada por Francia en 2018, y en la segunda se ha constatado la presencia de otra hembra. El Gobierno de Aragón remitirá a los ayuntamientos las cartografías con la delimitación de áreas. Además, en el resto de la reserva, las batidas deberán suspenderse de inmediato si durante su realización aparece un oso.
Los cazadores creen que la orden se podría mejorar.
La consejería ha introducido esta restricción, a pesar de mencionar en sus planes cinegéticos la importancia del control de los jabalíes dadas las graves implicaciones que conlleva su superpoblación. Entre ellos, los daños en cultivos, las enfermedades infecciosas que pueden transmitir a los humanos o a la ganadería doméstica (sobre todo la peste porcina), los accidentes de tráfico cada vez más frecuentes y el posible riesgo para viandantes o sus mascotas en zonas periurbanas. Los cazadores asumen la nueva orden, pero creen que se podría mejorar. Según el presidente de la Federación Aragonesa de Caza, Miguel Ángel Girón, «alguna medida había que tomar» para evitar accidentes, pero él apuesta por imitar lo que se hace en la Cordillera Cantábrica, donde la carga de osos es mucho mayor. «Son los que más experiencia tienen y allí las batidas solo se interrumpen cuando se ve a una osa con sus crías, que es cuando son más peligrosas», explica. Girón hace hincapié en que en las zonas de exclusión será un problema el control de los jabalíes, con el peligro que implican para la sanidad animal al ser una fuente de diseminación de enfermedades al ganado (peste porcina africana, peste porcina clásica, brucelosis…), teniendo en cuenta que Aragón es uno de los primeros productores de cerdos del país. Según la DGA, la peste africana es una de las principales preocupaciones de las autoridades veterinarias europeas.
«Se podía haber ido más allá», dicen los ecologistas.
Por su parte, las organizaciones ecologistas consideran positivo que por primera vez haya una regulación de la caza para proteger al oso pardo, «aunque se podía haber ido un poco más allá», afirma Juan Antonio Gil, de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos.
Él ya pidió información el pasado verano, en el Patronato del Parque Natural de los Valles Occidentales, sobre la organización de la gestión cinegética en relación a la conservación del oso pardo, para evitar posibles conflictos. Entonces, se le informó de las reuniones mantenidas entre las dos direcciones generales competentes, la de Medio Natural y la de Calidad y Seguridad Alimentaria (responsable en materia de caza y pesca) para establecer una regulación adecuada.
A juicio de Gil, la nueva norma no contempla la prohibición del uso de perros de presa en las zonas oseras, ni tampoco medidas de sensibilización y formación en buenas prácticas de los cazadores, como sí se hace en Francia, donde por ejemplo se les adiestra para saber qué deben hacer en caso de toparse con un oso.
El ejemplo de Francia.
En el departamento francés de Pirineos Atlánticos, el diálogo directo instaurado desde hace varios años entre cazadores, las ONG de protección de la naturaleza y las administraciones ha permitido que se llegue a un acuerdo para establecer un dispositivo que recoge de forma oficial la normativa de caza anual, según explica el FIEP Grupo Oso Pirineos, entidad francesa que trabaja desde hace años en favor de la conservación de esta especie. El dispositivo consta de un información anual a los cazadores sobre cómo comportarse en el caso de encontrarse con un oso, realizada en reuniones locales de cada sociedad antes de empezar la temporada. La lleva a cabo un técnico. Además, antes de empezar la batida, el responsable de la cuadrilla recuerda a los cazadores que hay que identificar al animal antes de disparar. Y si se detecta la presencia de un oso solo, se detiene inmediatamente la cacería y se informa a la federación de caza y a la administración.
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