“Vignerons Independientes de Huesca” apuesta por vinos de calidad de bodegas pequeñas Km0
El sello agrupa a 7 bodegas familiares de la provincia de Huesca. Promueve la diferenciación en restaurantes y tiendas con vinos de alta calidad que sorprendan al cliente. “Vignerons Independientes de Huesca” nace en Aínsa y potencia Agricultor-Artesano-Artista. Aínsa, 6 febrero 2018.-A la tendencia de la cocina elaborada con productos Km0, cada vez más creciente en restaurantes de la comarca de Sobrarbe, ahora se suma una novedosa y pionera iniciativa que busca conferir un valor añadido a esta reputada gastronomía mediante vinos de alta calidad, criados en pequeñas bodegas de vitivinicultores de la provincia de Huesca. La agrupación “Vignerons Independientes de Huesca”, de reciente constitución y promovida por Javier Buil, propietario de la tienda La Corona de Aínsa, acaba de lanzar un proyecto pionero en nuestro país, a través del cual pretende incluir 30 vinos y 3 espumosos en las cartas de restaurantes y catálogos de tiendas, previamente seleccionados con arreglo a la filosofía de los vignerons. Esta iniciativa busca la diferenciación del producto y la vinculación del mismo al territorio, potenciando lo que en Italia denominaron la “Triple A” (Agricultor-Artesano-Artista) Después de varios meses de trabajo, de visitar bodegas y de catar vinos, “Vignerons Independientes de Huesca” ha seleccionado 7 bodegas de la provincia de Huesca para iniciar su andadura. Las elegidas son: Edra (Ayerbe), Familia Estrada Palacio (Bespén), Clavería Barrabés (La Almunia de San Juan), Sers (Cofita), Bodega Ball Minuta (Barbenuta), Alodia (Adahuesca) y El Vino del Desierto (Lanaja). Vinos apasionantes que potencian la materia prima de nuestra provincia “Vignerons Independientes de Huesca” defiende los vinos cultivados con humildad. Javier Buil los califica de “apasionantes”, resultado de un trabajo agrícola casi desaparecido. “Lo bueno e interesante de este proyecto pasa por la singularidad de las bodegas, por los diferentes paisajes en los que cultivan los viñedos, que varían desde los 450 hasta los 1.200 metros de altitud, por la variedad de terrenos que hacen de ellos unos vinos muy distintos y originales. “El paisaje y las personas se saborean en cada botella, botellas de producciones limitadas, en las que se valora el amor a la tierra y el trabajo tradicional. Promoviendo el consumo de vinos de productores de estas pequeñas bodegas contribuimos al asentamiento de la población y a la posible creación de nuevos puestos de trabajo”, apunta Javier Buil. Gracias a estas bodegas se podrán degustar vinos criados en el Desierto de Monegros, en Lanaja, en tierras arenosas y de cascajo; en el Prepirineo -Ayerbe, con terrenos limosos-; al pie de la Sierra de Guara -Bespén, con tradición vitivinícola y suelos arenosos-, o en el Pirineo aragonés –Barbenuta, con una de las viñas más altas de la Península Ibérica-. Primer panel de cata en Aínsa Durante dos días, La Corona de Aínsa, situada en la Plaza Mayor de la villa, ha acogido a enólogos, sumillieres, maitres, restauradores y blogueros para participar en el primer panel de cata de Sobrarbe, comarca en la que se acometerá este proyecto, como experiencia piloto y si funciona bien se extenderá a otros puntos de la provincia. Aunque todavía no se conoce la evaluación de la cata, los expertos han calificado muy bien esta experiencia que apuesta por vinos criados por vitivinicultores de bodegas pequeñas, como ya existe en Francia o en Italia desde hace años. La diversidad de perfiles, la calidad y la autenticidad de estos vinos posibilitarán confeccionar un magnífico catálogo con una variada oferta que aprovecha los recursos del territorio. Mientras que la restauración ha dado un paso importante hacia la cocina elaborada con productos Km0, ahora le toca al vino y eso es lo que pretenden llevar a cabo en Sobrarbe “Vignerons Independientes de Huesca”