5 de junio, Día mundial del Medio Ambiente
Fundación BBVA.

‘Una sola tierra’ que debemos compartir

5 de junio, Día mundial del Medio Ambiente

‘Una sola Tierra’, el lema elegido para celebrar este Día del Medio Ambiente 2022, nos recuerda que este planeta es nuestro único hogar y que debemos cuidarlo y mantenerlo en unas condiciones que nos permitan vivir en él. Pero la Tierra no es únicamente nuestra morada, es también la casa de millones de especies diferentes que no solo tienen el mismo derecho a habitarlo que nosotros, sino cuya presencia es imprescindible para que puedan llevarse a cabo la multitud de servicios que la naturaleza nos ofrece: purificación del aire, filtrado de las aguas, nutrición de los suelos y control de la erosión, polinización…

Precisamente este año se conmemora el 50 aniversario de la declaración por Naciones Unidas del Día Mundial del Medio Ambiente. Ocurrió tras la Conferencia de Estocolmo, la primera dedicada por la ONU al Medio Ambiente, y que se celebró en la capital sueca en 1972.  ‘Una sola Tierra’ fue el lema de aquella primera cumbre, que se ha querido recuperar en esta ocasión. La cita en la ciudad escandinava sirvió para que 113  Estados comenzasen a reconocer los problemas ambientales derivados de la presión cada vez creciente del ser humano sobre la naturaleza, y se crease el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA.

Ya ese mismo año de 1972, el Club de Roma había hecho público el Informe Meadows, en el que advertía sobre los límites al crecimiento. Mientras el consumo crece exponencialmente, los recursos del planeta se mantienen finitos, se explicaba ya hace 50 años En la sociedad seguían también los ecos del libro de Rachel Carson ‘Primavera Silenciosa’, publicado en 1962, en el que alertaba de la pérdida de biodiversidad.

Medio siglo

Ha pasado medio siglo y seguimos sin actuar en serio para hacer frente a estos problemas y, mientras, el cambio climático se ha acelerado.  En 2008 el científico sueco Johan Rockstrom recalculaba ‘Los límites planetarios’, estableciendo 9 parámetros esenciales. De ellos, ya hemos rebasado los umbrales de tres: emisiones de CO2, pérdida de biodiversidad y la fijación de nitrógeno atmosférico.

El 29 de julio llegaremos al día de sobrecapacidad de la Tierra, es decir, el mundo habrá gastado todo lo que es capaz de regenerar el planeta en un año. Es como si dejásemos de vivir de las rentas de nuestro dinero y empezásemos a comernos el capital. En el caso de España, alcanzamos el día de sobrecapacidad ya el pasado 12 de mayo, ya que nuestro gasto equivale a 2,5 planetas. Mucho antes llegan los ciudadanos estadounidenses, que consumen el equivalente a 5 planetas.

Todo esto se hace a costa no solo de acabar con los recursos naturales, sino de invadir hasta el último rincón de la Tierra. La desaparición y la fragmentación de sus hábitats está llevando al borde de la extinción a muchas especies, que también se ven atacadas por la contaminación o un exceso de caza.


¿Hay esperanza?

Frente a estos malos augurios aparecen pequeños rayos de esperanza. Es el caso del quebrantahuesos, una rapaz habitual hasta principios del siglo XX en las montañas españolas y que a punto estuvo de desaparecer: en 1970 sólo quedaban unos pocos ejemplares en los Pirineos y el quebrantahuesos entró en la Lista Roja de los vertebrados de España como especie en peligro de extinción. Los venenos y la caza estaban acabando con sus poblaciones, que también sufrían pérdidas, aunque en menor medida, por el choque contra tendidos eléctricos.

Desde la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos  (FCQ) hemos trabajado para que en la actualidad haya más de 90 parejas en los Pirineos aragoneses (cerca de 200 en toda la Cordillera, contando Francia y Andorra). Estos ejemplares suponen el 40% de toda la población presente en el continente europeo, ya que solo se conocen 52  parejas en los Alpes, 5 en Córcega, 7 en Creta y11 parejas más en el resto de España,  lo que demuestra la importancia de esta labor de recuperación llevada desde FCQ.

Una labor basada en un esforzado y meticuloso método de recuperación de huevos y cría en cautividad, cuyos ejemplares luego se devuelven a la naturaleza. Para ello, en la Fundación gestionamos el Centro de Rescate y Cría (CRIAH), unas instalaciones del Gobierno de Aragón. Desde su inauguración en el año 2010, en el CRIAH han nacido más de 40 pollos. De ellos, algo más de 30 han sido liberados en los Picos de Europa y el resto en los Pirineos, dos de los hábitats naturales del quebrantahuesos en España.

También se han obtenido frutos en el Sistema Central y Sistema Ibérico, donde hemos visto ejemplares jóvenes, que todavía no han alcanzado la edad de reproducción. Algo que sí ha pasado en la Cordillera Cantábrica, donde en el año 2020 nació el primer pollo desde la extinción de la especie en la zona, hace 70 años y en donde actualmente hay tres parejas reproductoras.

La recuperación del quebrantahuesos podría calificarse de historia de éxito, aunque para Juan Antonio Gil, vicepresidente de FCQ, la especie no estará fuera de peligro hasta no contar con al menos 500 parejas reproductoras en la Península Ibérica.

 

Especie recuperada

“Los seres humanos hemos demostrado que somos mucho mejores destruyendo hábitats que recuperándolos”, puntualiza por su parte el presidente de la Fundación, Gerardo Báguena, quien recuerda “el tiempo, dinero –público y privado- y esfuerzo que nos ha costado recuperar una especie como el quebrantahuesos”.

“Sin embargo, -lamenta-, la destrucción de la biodiversidad se ha hecho de una manera inconexa, pero totalmente eficaz”. La humanidad no ha urdido un complejo plan para destruir el medio ambiente, no ha hecho falta más que “una sucesión de malos hábitos”, dice Báguena.

Cabe destacar que la pérdida poblacional del quebrantahuesos ha estado unida a la decadencia de un modelo de explotación tradicional como es el de la ganadería extensiva, de cuyos cadáveres se alimentaba esta carroñera. La competencia económica del modelo de ganadería industrial está acabando con estas cabañas de montaña y haciendo desaparecer sus hábitats.

La interrelación de ecosistemas y especies en ‘Una sola Tierra’ es parte de su fragilidad, pero también esa armonía es la que permitirá que la vida siga como hasta ahora y nuestra propia supervivencia no se vea amenazada.


Armonía con la naturaleza

Por eso, Báguena llama la atención sobre cómo “nuestra desconexión con el medio ambiente en virtud de los modos de producción del siglo XXI nos hace alejarnos demasiado de la naturalidad”. “Lo estamos viendo con las zoonosis como nos acaba de pasar con la COVID-19”, subraya.

Es necesario volver a un modelo de vida más en armonía con la naturaleza, explica el presidente de FCQ, quien recuerda que la recuperación de una especie es la recuperación de su hábitat y de que disponga de todos los elementos con los que debe estar relacionada su existencia para poder medrar.

Para su pervivencia, el quebrantahuesos exige “ecosistemas sanos, hábitats que nos aportan riqueza y salud”, explica Báguena quien encuentra revelador “lo que las especies amenazadas nos dicen de nuestro modo de vida”, un sistema que se desarrolla de espaldas a nuestro entorno natural, y que es “el modelo que no debemos seguir”.  Una enseñanza que nos llega de la propia naturaleza en este Día Mundial del Medio Ambiente.

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Redactado por: Maria José Montesinos/FCQ.