Los ornitólogos toman las cumbres del Pirineo para el primer gran censo de la perdiz nival.
La organización SEO Birlife está peinando las zonas altas del Pirineo para conocer la población exacta de las aves de alta montaña.
El gorrión alpino y el mochuelo boreal son otras de las especies rastreadas. Hace falta subir a más de 2.000 metros de altura para escuchar el canto de tres de las especies más emblemáticas del Pirineo altoaragonés. Allí tienen su ecosistema la perdiz nival, el gorrión alpino y el mochuelo boreal, en un entorno esquivo para el ser humano que hace difícil su catalogación y clasificación. Para poner remedio a esta circunstancia, desde la Sociedad Española de Ornitología (SEO Birdlife) han puesto en marcha el primer censo integral de estas aves en toda la cordillera y desde el 15 de mayo han realizado un complicado trabajo de campo para identificar y catalogar la población real de estas especies. El censo se enmarca dentro de dos directivas europeas que velan por el control de la fauna dentro del continente. Cada seis años se tiene que hacer un barrido para conocer a fondo un determinado tipo de especies, sin embargo, en el caso de las aves de alta montaña todavía no se había afrontado de forma directa. Por eso, el plan de SEO, en coordinación con entidades de Aragón, Navarra y Cataluña, va a marcar un antes y un después en la información que se tiene sobre estas aves. Las aves de montaña constituyen un grupo del que no hay demasiada información a pesar de que España presenta en general una orografía montañosa. Se consideran aves especialmente sensibles a la actividad del hombre y es fundamental obtener información que va a suponer un importante indicador para este tipo de hábitat. Para el coordinador en Aragón de SEO, Luis Tirado, el afrontar este año el censo permitirá obtener datos de comparación muy fiables para el futuro. Las aves de alta montaña solo tienen algunos censos parciales en España asociados sobre todo a los parques naturales y no se dispone de una cuantificación real de sus poblaciones. Además, los efectos del cambio climático son especialmente notorios en las zonas de alta montaña y se debe recopilar la información sobre las poblaciones de este ambiente «cuanto antes», asegura Tirado. Las fechas más adecuadas para escuchar el canto de la perdiz, el gorrión y el mochuelo corresponden al periodo que va desde mediados de mayo a mediados de julio. Además es la época en la que es más fácil observar su vuelo, pues esta catalogación presta atención tanto a las evidencias sonoras como visuales. Según explican desde el Instituto Pirenaico de Ecología, se ha trabajado de forma coordinada entre Navarra, Aragón y Cataluña para conseguir informes unificados. En el IPE se han encargado de peinar las cumbres del Pirineo altoaragonés con la excepción de la comarca de La Ribagorza, que ha recaído en la FCQ. «Estamos relativamente satisfechos tras la recogida de muestras, pues se han detectado ejemplares en zonas en las que no se tenía constancia de algunas de las tres especiesque se han comenzado a controlar», explica el investigador científico del centro, Jesús Martínez. Aunque aún es pronto para establecer conclusiones (la presentación de los primeros informes sobre el censo se producirá a partir del mes de octubre), desde los colectivos ornitológicos avanzan que habrá que tomar medidas en poco tiempo para garantizar la conservación de la perdiz nival. Lo mismo ha pasado con el gorrión alpino, aunque en el caso de esta especie se muestran más optimistas. Y la cautela también se impone para el mochuelo boreal, con presencia en zonas inesperada pero muy afectado por el cambio en los ecosistemas. «Creemos que las administraciones tendrán que poner en marcha planes serios de mejora de sus hábitats, no podremos estar sin hacer nada durante más tiempo», señala Martínez.
Cambio climático
La FCQ ha terminado recientemente de recoger las evidencias sobre la presencia de estas tres aves. «Son especies de las que se conoce muy poco, y además hace falta desplazar mucho equipo, pero el esfuerzo realmente merece la pena», explica el coordinador de las acciones de seguimiento, Juan Antonio Gil. alpinas es fundamental en un contexto de calentamiento global por la alta sensibilidad que tienen estos ejemplares al cambio de temperaturas. También por la masificación turística de algunos recorridos montañeros. Así como los inviernos se vuelven más calurosos, los pájaros se ven obligadas a modificar sus hábitos de nidificación y de reproducción para adaptarse a las nuevas condiciones y ocultar su presencia al ser humano. Eso hace que se refugien en cotas cada vez más altas. «Los ecosistemas del Pirineo son tremendamente sensibles, por eso tenemos que estar atentos a todo lo que pasa», explica Tirado.
Terminada la recogida de datos, los ornitólogos pueden respirar tranquilos. «Ha sido un trabajo muy duro, con jornadas de espera en la cumbre rodeados de lluvia, viento y niebla, pero podemos celebrar la coordinación con la que hemos trabajado», asegura. No en vano, es la primera vez que han abordado un trabajo de campo tan extenso y para tantos territorios. La recogida de evidencias visuales y sonoras de la presencia de la perdiz nival, el gorrión alpino y el mochuelo boreal no ha sido nada fácil. Los ejemplares viven por encima de los 2.000 metros y desde SEO Birdlife han apostado por voluntarios que tuvieran soltura en la montaña y algunos conocimientos de ornitología. Una expedición típica para tomar muestras comienza con el ascenso a la zona de acampada, generalmente en zonas rocosas y de nieve. Tras plantar las tiendas, toca esperar a las cinco de la mañana para comenzar a escuchar el canto de las aves a censar. El trabajo, siguiendo una ruta marcada previamente, se extiende hasta unas pocas horas después del amanecer.
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