La Reserva de Caza de Gredos da el primer paso para dejar de usar munición con plomo.
En su compromiso con la sostenibilidad, los celadores de la reserva dejaran de utilizar munición con plomo y se recomendará lo mismo a los cazadores de cabra montés.
El pasado 11 de marzo tuvo lugar en la localidad serrana de Cuevas del Valle (Ávila) la subasta anual de lotes de caza de la Reserva Regional de Caza de Gredos (Ávila). La gran novedad de este año es que los celadores de la reserva comenzarán a utilizar munición libre de plomo, lo que también será recomendación para los cazadores de cabra montés en rececho.
El objetivo de esta iniciativa es avanzar hacia una caza más sostenible, compromiso de la Reserva Regional de Caza de Gredos, que en 2009 le fue reconocido por el Consejo Internacional de la Caza (CIC) al otorgarle el premio Edmon Blanc a la gestión cinegética sostenible. El fin del uso de munición de plomo evitará la dispersión en el medio de este contaminante, su paso a la cadena alimentaria y evitar así la intoxicación por ingesta de los buitres y otras especies necrófagas.
Esto puede tener un gran impacto sobre las aves necrófagas que habitan en la sierra de Gredos, como es el quebrantahuesos, que está siendo reintroducido en la sierra en el marco del proyecto LIFE Pro Quebrantahuesos, gestionado por la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos. La eliminación de la munición con plomo evitará la intoxicación secundaria de quebrantahuesos, entre otras especies de fauna autóctona.
Una amenaza silenciosa
La munición de caza es uno de los agentes dispersantes de plomo en el medio ambiente más importantes. Se estima que anualmente la actividad cinegética en la UE utiliza entre 13.000 y 15.000 toneladas de perdigones, de las cuales 357 terminan depositadas en zonas húmedas y el resto en otros ecosistemas, a lo que hay que sumar 146 toneladas de balas.
El plumbismo, también conocido como intoxicación por plomo, tiene lugar cuando las aves, y otras especies, ingieren este metal pesado de forma accidental. Se estima que anualmente mueren en Europa por esta causa unas 700.000 aves acuáticas.
Pero también afecta a las especies carroñeras, pues en los restos de los animales abatidos en las cacerías en siempre quedan pequeñas esquirlas de dicho metal. Poco a poco se va acumulando en su organismo hasta quedar gravemente afectados. Un estudio del Instituto de Recursos Cinéticos (IREC-CSIC) publicado en 2017 concluyó que el 74% de los buitres leonados analizados, el 33% de los quebrantahuesos y el 16% de las águilas reales tenía niveles elevados de plomo en sangre.
La Comisión Europea decidirá en breve sobre la restricción de la munición de plomo para todo tipo de caza, además de los pesos de plomo usados en la pesca, a propuesta de la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA, por sus siglas en inglés). El plomo es, al igual que sucede con otros metales pesados, una sustancia extremadamente tóxica y bioacumulable, por lo que sus efectos llegan a ser crónicos.
La prohibición de su uso como aditivo en la gasolina en 2001 llevó a utilizar otros componentes menos contaminantes, y los motores siguieron funcionando, por lo que es de esperar que en breve ocurra con la munición de caza lo mismo, en donde también hay munición alternativa.