El Parlamento Europeo aprueba la ley de restauración de la naturaleza y apuntala entre reproches un pilar del Pacto Verde.
Hay pocas fotos más representativas de la división entre izquierda y derecha en el Parlamento Europeo como la que se ha visto este martes en el pleno de Estrasburgo: el Parlamento Europeo ha aprobado la ley de restauración de la naturaleza, y cierra así uno de los capítulos más tensos de la legislatura. De hecho, la votación ha sido ajustada, y ha salido adelante con 329 votos a favor, 275 en contra y 24 abstenciones, entre celebraciones por parte de los grupos de la izquierda y decepción en la derecha, con un PPE fraccionado a la hora de posicionarse.
La ley de Restauración de la naturaleza busca proteger la biodiversidad de la UE, para corregir su «alarmante declive», según la advertencia de la Comisión Europea, en vista de que «más del 80% «de los hábitats europeos están en malas condiciones de conservación o que «más del 70%» de los suelos están en «condiciones de insalubridad», lo que produce una «pérdida de productividad agrícola por un valor de 1.250 millones al año».
Para detener esta tendencia, la Comisión propone en esta ley obligaciones jurídicas a los Estados miembros para proteger la biodiversidad. Así, tendrán que desarrollar Planes de Restauración Nacional para, en conjunto, restaurar «al menos el 20%» del territorio europeo para 2030 y de todos los que necesiten restauración para 2050. Si la norma se promulga, los gobiernos europeos tendrán también que crear leyes que protejan todos los hábitats, no solo aquellos que queden dentro de la Red Natura 2000. Con todo, la norma se ha convertido en una de las más divisivas de la legislatura en la UE.
«La UE tiene la primera ley de Restauración de la Naturaleza en sus 70 años de historia. La restauración de los ecosistemas es fundamental para luchar contra el cambio climático, atajar la crisis de biodiversidad y proteger la seguridad alimentaria», celebró el ponente de la norma, César Luena (PSOE), un elogio a la norma a la que también se sumaron desde Ciudadanos, a través de Soraya Rodríguez. «La negociación ha sido larga y difícil, pero ha merecido la pena. Hoy tenemos una ley que beneficia no solo a la salud de nuestros ecosistemas, sino también a la de los ciudadanos y la economía», expuso.
La voz crítica fue la del portavoz de Vox, Jorge Buxadé, que ha mostrado su disconformidad con la ley desde el inicio del debate. «La Restauración de la Naturaleza, el proyecto estrella de Von der Leyen, aprobada. La puntilla a la agricultura, ganadería y pesca, ejecutada por el consenso fanático europeo. Un día muy triste. Más urgente el voto a Vox para revertirlo todo el 10 de junio», sostuvo, en un llamamiento a las urnas para las próximas elecciones europeas.
La norma, con todo, tiene que pasar todavía el visto bueno del Consejo, en un último paso al que se llega después de meses de choques. Todas las votaciones a diferentes niveles las han ido salvando los favorables a la ley por muy pocos votos, sobre todo por la división dentro del Partido Popular Europeo, cuya posición común no ha sido tal casi en ningún momento. Es más, este martes se han descolgado, entre otros, los eurodiputados irlandeses del grupo, que han decidido votar a favor (en total ha habido 25 ‘díscolos’). Esto es llamativo porque la ley de restauración de la naturaleza es un punto clave del Pacto Verde, uno de los pilares más importantes para la Comisión Europea, liderada precisamente por Ursula von der Leyen, del PPE.
En contra de la norma precisamente estaba el PP español, tal como evidenció Dolors Montserrat. «Mientras el mundo rural ha salido a la calle por la crisis a la que se están enfrentando, gracias al apoyo de los socialistas españoles, el Parlamento aprueba nuevas formas de burocracia y obligaciones para los agricultores y pescadores. Y lo peor es que ahora gobiernos sectarios como el de Sánchez usarán esta ley para asfixiar aún más al sector primario», sentenció. Acompañaba así la postura de Manfred Weber, líder del PPE en la Eurocámara, y para muchos gran derrotado de la votación: «Es una mala ley. No encaja con los tiempos. Los políticos deberían escuchar más a los agricultores. Lo que se necesita es desregulación, no nuevas leyes», expuso.
En ese escenario, el Ejecutivo comunitario ha acogido con mucha satisfacción el paso de la Eurocámara, en palabras del comisario Virginijus Sinkevičius, quien explicó por qué la norma «es crucial» para el futuro de la UE. Sirve, explicó, «para mantener productivos nuestros suelos y tierras y salvaguardar el futuro de nuestros agricultores, para abordar la crisis de la biodiversidad y cumplir nuestros objetivos climáticos y para preservar nuestra base económica para muchas de nuestras industrias».
Para mejorar la biodiversidad de los ecosistemas agrarios, los países de la UE tendrán que progresar en dos de los tres indicadores siguientes: el índice de mariposas de los pastizales; la proporción de tierras agrarias con características paisajísticas de alta diversidad; la reserva de carbono orgánico en el suelo mineral de las tierras de cultivo. También deberán tomarse medidas para aumentar el índice de aves comunes de las tierras agrícolas, «ya que las aves son buenos indicadores del estado general de la biodiversidad», explican.
La ley también exige una tendencia positiva en varios indicadores de los ecosistemas forestales y la plantación de tres mil millones de árboles adicionales. Los Estados miembros también tendrán que restaurar al menos 25 000 kilómetros de ríos para que fluyan libremente y garantizar que no se produzca una pérdida neta en la superficie nacional total de espacios verdes urbanos y en la cubierta arbórea urbana.
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