El oso conquista nuevos territorios en el Pirineo.
En 2004, un cazador francés abatió a la última osa autóctona del Pirineo, Cannelle, pero con ella no se extinguió la especie, gracias a la reintroducción de ejemplares de Eslovaquia. Francia quiere seguir con la política de reforzamiento de la población osera y, sin contar con Aragón, prevé soltar este otoño dos hembras que puedan aparearse con los dos únicos machos que quedan en la zona occidental (Neré y Canelito), a caballo entre los valles franceses, aragoneses y navarros. Para unos es la única solución a la extinción de la especie en esta parte del macizo si se quiere conservar la biodiversidad. Para otros, una amenaza a la ganadería extensiva. Pero, ¿cómo ha recibido Aragón el anuncio del ministro francés de Medio Ambiente, Nicolás Hulot? La respuesta de la DGA no deja lugar a dudas: con «preocupación y malestar». La directora general de Sostenibilidad, Pilar Gómez, asegura que el Gobierno de la Comunidad Autónoma no tiene conocimiento oficial sobre este tema, y muestra su descontento «por no haber sido consultados, ni haber recibido información alguna por la parte francesa sobre la reintroducción de dos osas en esta zona del Pirineo». «Los osos no conocen fronteras, y una reintroducción en el Pirineo francés es, de facto, una reintroducción en Aragón. Por lo tanto, consideramos que deberíamos contar con toda la información para preparar nuestro plan de acción al respecto», aclara. La estrategia de Francia de reforzar a la población también ha puesto en alerta a los ganaderos. El rebaño de Antonio Casajús fue la última víctima de Neré en septiembre de 2016. «Que traigan más osos solo nos ocasiona problemas, cuando ya ha sido un invierno complicado con el lobo», afirma este ganadero del valle de Hecho que realiza la trashumancia a tierras de Monegros. «Si en el monte sueltas fieras, no puede sobrevivir la ganadería extensiva, porque tendremos que vigilar al ganado las 24 horas», añade. Casajús cobró una indemnización de 3.890 euros por las ovejas muertas y los abortos, «no por las desaparecidas». No cree en la eficacia de las ayudas preventivas a zonas oseras, que en Francia superan los 2.000 euros al mes para contratar pastores, pues el manejo del ganado es distinto. «Ellos tienen pequeños rebaños para el ordeño y se recogen en rediles, pero aquí necesitaríamos cercados más grandes para la ganadería extensiva», argumenta. Neré y su hijo, Canelito, son los únicos supervivientes que quedan en el Pirineo occidental, entre los valles franceses de Aspe y Ossau y los españoles del Roncal (Navarra), Ansó, Hecho, Aragüés y Aísa. El primero es el que realiza más incursiones en la vertiente sur, del otro hace tiempo que no se tienen noticias. No son los únicos ejemplares que campean por Aragón. En el otro extremo de la cordillera, en el Pirineo central, y más concretamente en la comarca de la Ribagorza, los ataques llevan la firma de Sarousse, liberada en Francia pero que decidió acomodarse en el macizo del Turbón. Desde Cataluña están llegando últimamente otros ejemplares. El año pasado hubo un ataque en el valle de Salenques, en Aneto (municipio de Montanuy), que se cree que no fue causado por Sarousse, sino por otro ejemplar que pudo venir ocasionalmente del valle de Arán. Además, según fuentes del Departamento de Vertebración del Territorio, también en 2017 hubo dos indicios confirmados de presencia del oso en la comarca del Sobrarbe, seguramente de un animal que suele estar en la cara norte del túnel de Bielsa, confirmando que ejemplares de Francia o el valle de Arán hacen incursiones esporádicas. En definitiva, y según reconocen los técnicos, «sí parece que haya más movimientos», lo cual es lógico porque la población de osos va creciendo en la zona central, donde ya hay censados más de 40 ejemplares. La suelta de las hembras por parte de Francia se hará en el área de campeo de Neré y Canelito, para favorecer el apareamiento, aumentando las probabilidades de que pasen a Aragón. Según los expertos, sin nuevos ejemplares, y ante el improbable traslado de una hembra desde la zona central, aquella subpoblación tiene los días contados. La Fundación Oso Pardo considera que es la asignatura pendiente de la especie en el Pirineo y que no se deberían dejar morir sin darles la oportunidad de transmitir sus genes, lo que es especialmente importante en el caso de Canelito al ser el hijo de la última osa autóctona. «Las perspectivas de futuro de este núcleo son nulas, a menos que se produzca la llegada de alguna hembra», señalaba también en un informe el Consejo de Protección de la Naturaleza de Aragón. Estas recomendaciones contrastan con el sentir de los ganaderos que el 30 de abril se manifestaron en Pau, con presencia española. Sin embargo, según Gérard Caussimont, del Fondo de Intervención Ecopastoral (FIEP) y considerado el mayor experto francés del oso, en su país también hay pastores y alcaldes favorables al reforzamiento, así como la región de Aquitania. Precisamente, el prefecto de Pirineos Atlánticos (equivalente al delegado del Gobierno) está haciendo estos días, por orden del ministro, consultas con las partes interesadas (ganaderos, cazadores, representantes regionales, alcaldes y ecologistas) para recoger sus observaciones previamente a la suelta en otoño. «El oso no es un lobo, en un 85% come plantas e insectos. Es omnívoro como los hombres», argumenta Caussimont. «Por supuesto que de vez en cuando hay algún daño, pero no es algo tan frecuente». Neré y Canelito no han provocado daños en la región de Pirineos Atlánticos desde 2016, asegura, habiendo 80.000 ovejas en el monte. Cree, como dice el lema de su ONG, que el oso y el pastor pueden vivir juntos en el Pirineo, y habla de las importantes ayudas en Francia para la vigilancia de los rebaños. El representante del FIEP cuestiona la política llevada a cabo por Navarra y Aragón. «Hace tiempo que debían haber actuado, porque en España también es una especie protegida y, según la ley y la normativa europea de hábitats, las dos autonomías tenían que haber hecho un plan de conservación que contemplara reforzar la población para evitar la extinción. Sin embargo, no lo han hecho». Desde su punto de vista, a Aragón y a Navarra les puede ocurrir como a Cataluña: «Se van a beneficiar de la recuperación de la biodiversidad a través de esta especie, sin los inconvenientes de tomar la decisión». En el valle de Arán se ha generado una actividad turística en torno al oso, con empresas que ofrecen recorridos con avistamientos. Para Caussimont, la suelta de dos hembras no conseguirá el mismo resultado que en la zona de Arán, «pero se trata de recuperar un pequeño núcleo como el de hace 30 años, con 14 individuos». Paradójicamente, en el Pirineo central el oso llegó a desaparecer, y en el otro extremo sobrevivió. «Ahora que el ministro ha tomado la decisión, hay una esperanza», dice, y recomienda a Aragón y Navarra actuar, mejorando las ayudas, por si los animales pasan a la vertiente sur, algo que es muy probable. Fuente: Heraldo de Aragón (13-5-2018).