Ante el reto de los grandes carnívoros, el Gobierno de Aragón debería apoyar la ganadería de extensiva.
Ante el reto de los grandes carnívoros, Gobierno de Aragón debería apoyar la ganadería extensiva. Una parte importante del paisaje rural es el resultado de un largo proceso en el que la actividad humana lo ha modelado en su beneficio, con un determinante y reconocido papel de la ganadería extensiva. En los últimos años los cambios económicos han impulsado el abandono de esta actividad, provocando consecuencias económicas y sociales negativas para las zonas rurales (entre ellas la despoblación), así como el deterioro o la pérdida de hábitats de notable interés y singularidad ecológica (incluidos muchos de ellos en la Red Natura 2000, principal herramienta de conservación de la biodiversidad en la UE, en la que están bien representados los hábitats mantenidos por el pastoreo). Las contribuciones de la ganadería extensiva en la componente ambiental son múltiples: (a) reducir el material combustible en los bosques y en sistemas en transición hacia bosques (desde cultivos abandonados, matorrales o pastos de baja utilización) y consecuentemente con menor riesgo de incendios forestales. Una oveja en pastoreo puede consumir de 2-3 kg. de materia seca diaria. (b) incrementar la materia orgánica y conservar la cubierta vegetal de los suelos más pobres. (c) generar productos alimenticios (en especial carne) saludables y de gran calidad en cadena corta (pastos directamente a carne). En el caso particular del ovino por su gran importancia histórica y ambiental, las diferentes decisiones en la Política Comunitaria Agraria (PAC) como la de desacoplar las ayudas (desligarlas de la producción) y establecer un pago único referenciado a producciones históricas no han contribuido recuperar los efectivos de la cabaña ganadera extensiva. Posteriormente la nueva PAC que entró en vigor en 2015 estableció que las ayudas volvían a estar acopladas, pero ahora no a las cabezas de ganado, si no a la disponibilidad de terreno de pastos, que en Aragón supone una complicación añadida ya que los propietarios de ganado no cuentan con grandes extensiones de tierra y utilizan pastos comunales y arrendados. En este contexto, junto con otras cuestiones (disminución del consumo de carne, precios injustos del producto, aumento de costes producción, falta de relevo generacional, dificultad acceso a pastos, globalización del mercado, etc.), en Aragón se ha reducido la cabaña de ovino en extensivo en casi un millón cabezas en una década, situándose la cifra actual en unos 1,7 millones y unas 2.800 explotaciones (de las que dependen unas 6.000 familias). Vista la delicada situación de la ganadería extensiva, desde la FCQ, entidad con clara vocación de búsqueda de soluciones a los problemas ambientales y sociales en el mundo rural, hemos planteado sinergias para la cooperación entre los sectores primarios, turísticos y ambientales: proyecto Sobrarbe Autóctono y Sostenible (de consumo Km 0 productor local): https://razapirenaica.com/web-raza-pirenaica/grupo-cooperacion-sobrarbe-autoctono-sostenible) y marca Probiodiversidad (lechazos de la Liebana): https://quebrantahuesos.org/htm/es/noticias/control?zone=pub&sec=not&pag=ver&id=1634&loc=es&idBloque=8
Además de presentar diversas sugerencias al Gobierno de Aragón como el Plan de Recuperación de la Ganadería Extensiva y el Pastoralismo (propuesta de FCQ y Ayuntamiento de Aínsa-Sobrarbe, 2017) o Ley de Venta Local de Productos Agroalimentarios en Aragón (FCQ y Ayuntamiento de Aínsa-Sobrarbe, aprobada en 2017). Desde hace unos meses se acentuado en Aragón un conflicto latente desde generaciones, la coexistencia de los grandes carnívoros con la ganadería extensiva. Para los ganaderos la aparición de lobos y osos con su actual sistema de manejo resulta en la mayor parte de los casos incompatible y es utilizada como altavoz de los graves problemas que atraviesa su sector. No por ello hemos buscado diálogo y entendimiento con sindicatos agrarios (UAGA), como las propuestas conjuntas realizadas en 2017 de medidas de apoyo a la ganadería extensiva en Monegros ante la presencia del lobo o de propuestas de actuaciones para resolver los problemas generados por los “ataques de los buitres leonados” a la ganadería. El lobo y el oso sufrieron una tenaz persecución (78 osos matados en el Pirineo 1903-1953) provocando su desaparición en la mayor parte de España. Aragón posee tres osos de manera continuada, dos machos en el núcleo occidental (valles de Aspe-Ossau-Roncal-Hecho-Anso) y uno en el núcleo oriental (hembra reintroducida). El lobo fue extinguido a mediados del siglo XX, entre 1855 a 1859 se mataron más 1200 en Aragón. Actualmente las dos especies están protegidas por la Ley, siendo el oso una especie catalogada en Peligro de Extinción desde 1995, lo que obliga desde hace 13 años a la Administración aragonesa a aprobar un Plan de Recuperación. En la actualidad la población de osos en el Pirineo (España-Francia) está formada principalmente por ejemplares procedentes de la reintroducción realizada en Francia en 1996, estimándose 43 individuos en 2017. Para 2018 y tras varios años de negociación entre ganaderos y conservacionistas, el Ministerio de medio Ambiente francés reforzará el núcleo del Pirineo occidental con la liberación de dos osas (fue comunicado por el FIEP al Gobierno de Aragón en 2015), todo ello precedido de un plan de acción del oso pardo (2018-2028), que contempla importantes acciones de ayuda al pastoralismo: https://www.actu-environnement.com/media/pdf/news-31262-plan-actions-ours-2018-2028.pdf Desde la FCQ hacemos un llamamiento a la Administración aragonesa, como principal responsable de la políticas ganaderas y ambientales, para la búsqueda de soluciones (fomento de agrupación y vigilancia de rebaños-perros de trabajo-, ayuda a la contratación de pastores, mejora de las instalaciones en puertos de verano-mangas, bebederos, techados, cabañas-, indemnizaciones justas y rápidas, formación-asesoramiento e información, aumento en la inversión, investigación e innovación de medidas de manejo y reducción de daños, etc.) y ayudas a la ganadería extensiva por el pago de servicios ambientales (explorando instrumentos de financiación europea e incentivos o exenciones fiscales), así como acciones de sensibilización ambiental para explicar la función ecológica de estas especies y su importancia para el buen funcionamiento de los ecosistemas, con el fin de minimizar el conflicto y buscar la compatibilidad de la existencia de grandes carnívoros, con la actividad milenaria de la ganadería extensiva. Si bien hay que ser conscientes que se debe desaterrar la idea que las medidas de manejo y reducción de daños, nunca serán del 100% efectivas. De igual forma consideramos que se debería alcanzar una estrategia de recuperación nacional en relación a la ganadería extensiva y los grandes carnívoros que estableciera las pautas y medidas de conservación ajeno a las vicisitudes políticas de las Comunidades Autónomas, dado que las citadas especies se encuentran en el actual proceso de expansión y no entienden de fronteras regionales. Ver declaración del Grupo campo Grande para el tratamiento del conflicto en torno al lobo: http://www.entretantos.org/wp-content/uploads/2018/07/DeclaracionGCG_v3.pdf La pesada y burocratizada Administración urbana, en muchos casos lenta e ineficiente en la resolución de conflictos, debería empatizar con la realidad rural, impulsando medidas y acciones para la convivencia y así reducir los incidentes, ya sea con fauna silvestre u otros usos (turísticos), además de cumplir la legalidad en materia de conservación de especies amenazadas.