Quebrantahuesos Coronavirus

Alarmante declive de la población de urogallo en el Pirineo.

Diversos científicos van confirmando, que la pandemia que estamos sufriendo es resultado de la pérdida de biodiversidad (un 75% de la superficie terrestre se ha visto ya alterada por las actividades humanas), debido a la destrucción de los hábitats, la extinción de especies (oso, lobo, etc.) y su comercio ilegal, en un mundo globalizado, muy vulnerable a los nuevos patógenos (virus zoonóticos). Por ello necesitamos ecosistemas  (abetales, humedales, etc.) bien conservados.

Durante casi 20 años miembros de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ) han estudiado la tendencia poblacional de la especie, de gran interés científico, como bioindicador del estado de conservación de los ecosistemas que habita y de los efectos del calentamiento global.

El grupo de investigadores españoles de la FCQ y la Universidad de Valencia, liderado por Miguel Ángel Goméz-Serrano, ha analizado la tendencia poblacional del urogallo común (Tetrao urogallus subespecie aquitanicus) en los Pirineos centrales españoles a partir de investigaciones realizadas entre 2000 y 2017 entre los meses de abril y junio.

El estudio, publicado en Ardeola, la revista científica de SEO/BirdLife, ha mostrado un declive significativo de la población (alrededor del 58%) en el número de aves contadas en las áreas de exhibición nupcial (también llamadas leks o “cantaderos”), donde los machos se pavonean y cantan para atraer a las hembras. Además de esta reducción poblacional, también se está produciendo una fuerte reducción del área de ocupación de la especie en el Pirineo central, ya que hacia el final del periodo de estudio, más de la mitad de estas áreas de exhibición habían sido desertadas por los machos. Un declive que, según los autores, está siendo también generalizado en el resto de poblaciones europeas de urogallo.

La mayoría de los urogallos del Pirineo central español (provincia de Huesca, donde se ha centrado el estudio) habitan bosques de coníferas de pino negro con una cobertura elevada de arándano y rododendro en el sotobosque. Los investigadores constataron que el número de machos disminuyó más rápidamente a altitudes más bajas y en orientaciones más expuestas, en un escenario que también se relaciona con la tasa diferencial de pérdida de calidad del hábitat debido al cambio climático.

Nuestra hipótesis es que una de las principales causas del declive del urogallo podría ser un bajo éxito reproductivo (productividad media anual de 0,67 pollos por hembra). Las tasas de disminución observadas, que vienen a sumarse al declive observado en periodos anteriores, justifican un cambio en la categoría del Catálogo Español de Especies Amenazadas de Vulnerable a En Peligro de Extinción. Esta consideración de un mayor grado de protección legal debería garantizar la adopción de medidas de gestión para revertir o desacelerar la tendencia general de declive de la especie en el sur de su área de distribución, así como una mayor dedicación de esfuerzos para el seguimiento de la especie a largo plazo, advierte Miguel Ángel Gómez-Serrano, de la Universidad de Valencia.

A través de este estudio, los autores han corroborado también que el seguimiento a largo plazo de las aves amenazadas es esencial para estimar las tendencias poblacionales e identificar las posibles causas de declive. Este seguimiento es particularmente importante en el caso de las aves alpinas que habitan las áreas montañosas en los límites de su área de distribución, donde el cambio climático está reduciendo su territorio óptimo y poniendo en peligro su conservación en el futuro. En este contexto, las subespecies cantábrica y pirenaica de urogallo son especialmente sensibles a estos cambios, por ubicarse en el límite suroccidental de la especie, donde ambas quedaron aisladas del resto de poblaciones europeas tras la última glaciación.

Más información:

Juan Antonio Gil, Miguel Ángel Gómez-Serrano y Pascual López-López. 2020. Population Decline of the Capercaillie Tetrao urogallus aquitanicus in the Central Pyrenees. Ardeola 67(2), 285-306.