Quebrantahuesos muerto

Al menos 9000 aves han muerto en España tras impactar con aerogeneradores en los últimos tres años.

La biodiversidad retrocede más en los territorios con mayor despliegue de complejos eólicos. Existen medidas preventivas eficaces pero la actual normativa todavía no las exige

Al menos 8.960 aves han muerto desde 2020 en España tras impactar con las aspas de aerogeneradores. Así lo revelan los datos oficiales de 12 comunidades autónomas, informes que desde la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ) hemos conseguido recabar, contrastar y analizar en los últimos meses. Se trata del 60 % de las aves muertas, oficialmente, por colisión con aerogeneradores desde 2001 (14.922), lo que evidencia que el acelerón en el despliegue de complejos eólicos está disparando la pérdida de biodiversidad.

La realidad es más grave de lo que reflejan los datos si tenemos en cuenta que no hay un vigilante las 24 horas debajo de cada aerogenerador y que muchos cadáveres desaparecen a las pocas horas debido a acciones de degradación o depredación. Esto último es lo que se denomina tasa de detectabilidad y según diversos autores suele variar entre 1 de cada 5 hasta 1 de cada 8 ejemplares accidentados. En un estudio publicado recientemente por la Estación Biológica de Doñana (EBD) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han obtenido una tasa de detectabilidad para murciélagos en la provincia de Cádiz del 17%. Con los datos obtenidos de la mortalidad y la tasa de detectabilidad, en España pueden estar muriendo cada año alrededor de 900.000 murciélagos, lo que supone que en España podrían estar muriendo entre 2 y 4 millones de animales silvestres (aves y murciélagos) tras golpearse con las aspas de los aerogeneradores.

Desde la FCQ hemos constatado también que no existe un criterio único sino grandes diferencias entre las comunidades autónomas a la hora de obtener, registrar y facilitar los datos oficiales. Solo Aragón, Castilla La Mancha y Navarra ofrecen información trasparente y exhaustiva sobre impactos de avifauna en los aerogeneradores de sus territorios. Además, en comunidades como La Rioja o Castilla y León el acceso a los correspondientes datos requiere de numerosos y largos trámites burocráticos.

Pese a no ser completos, los datos recabados evidencian la grave amenaza que el actual despliegue eólico en España supone para la biodiversidad.  La declaración de la crisis climática mundial se ha traducido en nuestro país en una transición energética que no tiene en cuenta de forma preventiva ni eficaz, los accidentes tanto de la avifauna (con miles de especies protegidas muertas), ni de los quirópteros (murciélagos) españoles, todos ellos protegidos tanto por la normativa nacional como europea.  Existen medidas preventivas eficaces que deberían ser exigidas por la administración de forma obligatoria a las empresas promotoras, todas ellas están al alcance de los consorcios que se dedican al negocio eólico. Sin embargo, en la actualidad, la normativa no exige esas medidas, sino otras mucho más laxas que de todos es sabido, no están funcionando de forma eficaz.

Ante ese panorama, desde la FCQ nos hemos visto obligados a suspender nuestras actuaciones para la reintroducción del quebrantahuesos en el Maestrazgo turolense, que se enmarcaban en el proyecto LIFE PRO BV “Corredores Ibéricos por el Quebrantahuesos” (LIFE20 NAT/ES/001363). La propuesta de un clúster eólico en torno al área de suelta de ejemplares compromete de forma directa su supervivencia y la de muchas otras aves.

Proteger y recuperar biodiversidad ha supuesto en España un gran esfuerzo por parte de las propias administraciones, centros de investigación y ONG especializadas. No parece aceptable dañarla de forma deliberada pudiendo exigir la implementación de medidas preventivas eficaces y contrastadas que reducen de forma considerable la muerte de animales.  Urge buscar y encontrar el equilibrio que permita tanto el desarrollo de un modelo energético sostenible de verdad, y no solo como concepto, como la conservación de los ecosistemas, de la biodiversidad y de todo el desarrollo socioeconómico que estos también brindan en España.