La DGA desactiva la patrulla canina antiveneno.
Esta unidad especializada se había formado en 2011 como un mecanismo puntero que sirvió de ejemplo a otras comunidades. Cuando en agosto de 2011 se puso en marcha la patrulla canina antiveneno, el Gobierno de Aragón se deshizo en elogios. El consejero del área de Medio Ambiente y Sostenibilidad de turno se hizo la foto de rigor junto a los cinco perros que debían detectar cebos envenenados y evitar así la muerte de ejemplares de fauna salvaje. Entonces, nada parecía augurar el final, al menos momentáneo, que ha tenido una unidad innovadora en España que atrajo hasta la Comunidad a expertos que querían aprender cómo se trabajaba para intentar erradicar los envenenamientos que cada año se cobran cientos de vidas animales. El departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón confirma la desactivación de la patrulla canina pero no aclara cuándo se hizo efectiva la decisión. Algunas fuentes conocedoras del asunto precisan que fue en diciembre de 2016 cuando dejó de funcionar. Desde la consejería que dirige Joaquín Olona refieren que la unidad se encuentra «paralizada» en este momento porque se está reformulando, ya que los resultados obtenidos por la misma hasta ahora no han sido «satisfactorios» para los responsables del área. «Además es necesario renovar el equipo de animales, ya que por su edad elevada ya sólo se contaba con uno», agregan. La unidad empezó a funcionar en el verano de 2011 y se presentó oficialmente en la primavera de 2012. Cinco perros especialmente adiestrados para la detección de cebos envenenados formaban parte del proyecto, que nació con cargo a los fondos europeos del proyecto Life Antídoto, un programa que también funcionaba en el parque nacional del Gran Sasso y Montes de Laga, en Italia, y en Andalucía. Entre agosto de 2011 y abril de 2015, según datos del Gobierno de Aragón, la unidad canina realizó 176 actuaciones en todo Aragón, de las que 119 fueron “preventivas” y 57 se consideraron “urgentes”. En ese tiempo, expertos en materia medioambiental procedentes de Castilla y León, La Rioja y Navarra se interesaron por la labor de la unidad canina, que estaba a cargo de un guía especializado y colaboraba estrechamente con los agentes de protección de la naturaleza aragoneses, encargados de velar por el patrimonio natural del territorio. La unidad canina actuaba en todo Aragón. Funcionaba de forma itinerante: cada semana se desplazaba a una zona de la Comunidad, a veces con avisos previos de aparición de cebos envenenados y otras ocasiones para realizar labores preventivas. A juicio de Javier Escorza, presidente de la Asociación de Agentes para la Protección de la Naturaleza en Aragón (Aapna), la labor preventiva que realizaba la unidad era fundamental. «Para nosotros suponía una herramienta más para luchar contra los envenenamientos», indica Escorza, que opina que la patrulla no debería suprimirse ya que se había creado y se había tenido con ella una experiencia «positiva». «Consideramos el veneno un problema tan grave que cualquier herramienta que ayude a luchar contra él es positiva», sentencia Escorza. La desactivación de la unidad saltó a los medios de comunicación casi por casualidad hace unas semanas debido a un episodio de envenenamiento ocurrido en Utebo. El 25 de septiembre, un vecino de la localidad zaragozana comunicó a su ayuntamiento que en la calle de Amadeo Navarro había encontrado varios gorriones muertos. Se envió al lugar a una patrulla de la Policía Local, que encontró un total de 15 pájaros con síntomas de envenenamiento. «Pusimos entonces en marcha el protocolo para estos casos: avisamos al Seprona y se personó una patrulla de la Guardia Civil de Casetas que corroboró las sospechas de envenenamiento, por lo que actuó como policía judicial y recogió los cuerpos de los animales para mandarlos al centro de La Alfranca para analizarlos», explica Rubén Estévez, concejal de Medio Ambiente de Utebo. Las necropsias no dejaron lugar a dudas: los gorriones habían muerto envenenados. «Me dijeron que los animales habían bebido o comido el veneno y que habían muerto tres o cuatro segundos después, lo que me dejó muy preocupado», cuenta Estévez. El concejal decidió entonces ponerse en contacto con el departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón para solicitar que la patrulla antiveneno acudiera a Utebo para intentar localizar la fuente del envenenamiento pues consideraba que existía un peligro fundado para las personas, sobre todo para los niños. Fue durante esta llamada cuando le comunicaron que la unidad no funcionaba desde hacía meses, «una nefasta noticia» según Estévez, ya que se trataba de «un servicio muy útil» para los ayuntamientos de Aragón con este tipo de episodios. Izquierda Unida, formación a la que pertenece Rubén Estévez, registró hace unos días una pregunta en las Cortes de Aragón para que el consejero Olona de explicaciones en el hemiciclo sobre la situación en la que se encuentra la unidad canina aragonesa. El día después del episodio del envenenamiento, el Ayuntamiento de Utebo organizó un dispositivo de búsqueda, en el que se integraron guardias civiles, agentes de la Policía del municipio y bomberos de la Diputación de Zaragoza (DPZ), para intentar localizar el veneno. Se buscó en la calle en la que aparecieron los gorriones y en los alrededores. Se inspeccionaron rincones, balcones, tejados… y el veneno no apareció. En el municipio no se ha dado ningún otro caso de características similares durante las últimas semanas. Fuente: Heraldo de Aragón (17-10-2017).