Hallan por primera vez restos de insecticidas en huevos de aves en Doñana.
El estudio, liderado por Ethel Eljarrat (IDAEA-CSIC), ha sido publicado en la revista Environmental Pollution y supone la primera vez que se detectan estos contaminantes en animales terrestres (muestras de huevos de aves) en todo el mundo. Según ha explicado Eljarrat, para hacer el estudio han analizado muestras de 123 huevos, no fecundados o malogrados, de 16 especies diferentes, y el resultado concluye que existen focos de contaminación muy cercanos al hábitat de las aves. Piretroides La investigadora ha resaltado que es la primera vez que se hallan piretroides en animales terrestres, después de que estudios anteriores habían demostrado la presencia de estos contaminantes en peces y mamíferos marinos (delfines). Los piretroides son insecticidas de uso muy extendido, desde el ámbito doméstico (antimosquitos, antipiojos, etc.) hasta las aplicaciones veterinarias y agrícolas, y algunos estudios en ratas expuestas a piretroides describen problemas en el sistema endocrino así como un descenso de la fertilidad. Según Eljarrat, los efectos de los piretroides en los seres humanos no están claros, aunque se sabe que tienen efectos neurológicos y carcinógenos. De hecho, la Agencia de Protección Ambiental de EEUU (EPA) tiene clasificados algunos de estos piretroides (cipermetrina, permetrina y bifentrina) como posibles carcinógenos humanos. Doñana Los científicos han analizado 123 huevos de aves silvestres de 16 especies (halcones, patos o lechuzas, entre otros), todas ellas residentes en Doñana o migratorias que visitan anualmente el Parque Natural. El 93 % de las muestras analizadas presentan niveles detectables de piretroides, alcanzando hasta los 324 nanogramos por gramo en las muestras más contaminadas. Los niveles son mayores en el caso de aves cuya dieta incluye residuos domésticos o industriales generados por el hombre, como los que se hallan en los vertederos, como es el caso de la gaviota reídora, el milano negro o la cigüeña. “No podemos determinar si se trata de niveles elevados o no de contaminación. Sin embargo, sí sabemos que los niveles detectados son iguales o superiores a los de otros contaminantes persistentes como los retardantes de llama. Por eso, creemos que los piretroides deberían incluirse en los futuros estudios de contaminación en biota”, ha dicho Eljarrat. Según la investigadora, hasta ahora se pensaba que la toxicidad de piretroides en aves era baja gracias a su rápida metabolización, pero este trabajo, que ha contado con la colaboración de la Estación Biológica de Doñana, ha demostrado que las aves acumulan y transmiten estos contaminantes a sus crías. “No sabemos si las aves están preparadas para metabolizar esos compuestos cuando son crías, por lo que la carga de contaminante transferida al nacer puede conllevar efectos tóxicos aún desconocidos en su organismo”, ha advertido la investigadora. Los insecticidas piretroides no son compuestos persistentes, ya que se degradan al ser expuestos a la luz solar, y en el medio ambiente acaban por desaparecer, pero su uso está tan extendido que los focos de contaminación son constantes, y por eso se hallan siempre cantidades variables de ellos en el medio ambiente, ha explicado Eljarrat. “Al no ser persistentes, no llegan a zonas alejadas de los focos de contaminación. Por eso, el hecho de detectarlos en aves de Doñana, nos está indicando la existencia de focos de contaminación muy cercanos al Parque, como podrían ser los cultivos de fresas y arroz”, según la investigadora. “La presencia de algunos piretroides como la bifentrina, cuyo uso agrario está prohibido, podría indicar la existencia de otros focos de contaminación diferentes al uso agrícola, o bien, posibles prácticas agrícolas ilegales”, ha alertado la investigadora. Fuente: Efeverde