Ordesa, Gallocanta y Javalambre, entre los mejores destinos para observar los cielos en España.
«En algún lugar algo increíble está esperando a ser descubierto». (Carl Sagan). Hay libros que cuando los abres se convierten en paisaje. Libros que tienen la capacidad de ir más allá de sus páginas. Y eso es lo que sucede con Los mejores destinos para observar los cielos en España (Anaya Touring) de Pepo Paz Saz, editor, escritor y fotoperiodista especializado en rutas turísticas por España. Gracias a sus magníficas fotografías y a sus textos podemos trasladarnos a diversos destinos, volar por diferentes cielos, tener al alcance de la mano constelaciones, aguaceros estelares… Casi se puede sentir el vértigo desde sus miradores, collados, altozanos, cañones, acantilados que están ahí esperando a que nos asomemos para admirar y disfrutar de tanta belleza, mientras recorremos las cuatro partes en que se divide este volumen cuidadosamente editado: Cielos estrellados/Astroturismo, Miradores, Observación de aves/Orniturismo y El sol en el horizonte. Entre las 50 propuestas que nos ofrece Pepo Paz para perdernos por los cielos de España, destacan tres destinos aragoneses, tres excelentes paisajes donde la belleza rotunda y el misterio aceleran el impulso de viajar hasta de los más redomados urbanitas o el disfrute de los que ya están acostumbrados a hacerlo. Comencemos por Ordesa y Monte Perdido, en el Alto Aragón. Una impresionante fotografía da la bienvenida a este lugar inigualable, junto a un texto donde se nota y mucho que el autor se ha informado de manera concienzuda. Más allá del paisaje y los cielos del Pirineo aragonés, Pepo Paz nos conduce hasta la gente que habita los pueblos o que los habitó. Paisaje y paisanaje se funden en estas páginas, como cuando la vergüenza de Jánovas, la presa que nunca se construyó y la lucha de sus vecinos frente a una expropiación que nunca debió realizarse. Un pantano que no pasó del papel, como dice la escritora Marisancho Manjón, pero que arrojó de sus casas y de sus vidas a muchas familias de este lugar del Sobrarbe. Una visita a este extraordinario destino debería incluir también la recomendación que el libro hace del Eco-museo para la Fundación del Quebrantahuesos. Dice el poeta Eladio Orta: «No hay bandera más bella que las plumas de los pájaros». Y estos versos nos llevan a un espacio singular de la provincia de Zaragoza. Gallocanta y su laguna es el lugar elegido por miles de grullas que migran desde los países escandinavos hacia África. La salida y la puesta del sol se convierten en un auténtico espectáculo. Tenemos mucha suerte de tenerlas aquí: la imagen de las grullas surcando el cielo no solo genera belleza, también economía. Cada año se incrementa la afluencia de visitantes, compuesta por amantes de la naturaleza y especialmente por muchos fotógrafos, ya que la laguna de Gallocanta al amanecer es el sueño de cualquier artista. Y de aquí saltamos hasta Gúdar Javalambre en las serranías de Teruel, para descubrir nuestro Aragón Galáctico. Teruel existe, y además tiene un cielo lleno de estrellas, hasta el punto que hace cuatro años se puso en funcionamiento el Observatorio Astrofísico de Javalambre, de gran importancia científica. Hablar de esos cielos es llenarse la boca de campos de cosmología, evolución de las galaxias, astroturismo, astroviajeros y una red de miradores de estrellas. Solo falta que Spielberg se dé una vuelta por aquí para darle el empujón definitivo a esta maravilla galáctica que tenemos en Aragón. Para los amantes de la naturaleza y de los animales que la habitan, será muy agradable descubrir que los cielos de nuestro país son surcados por miles de aves que invernan y nidifican en los humedales y que convierten España en líder europeo en número de especies protegidas (cerca de 400). Somos un destino turístico Starlight, así lo reconocen la Unesco y la Unidad Astronómica internacional. Entre sus páginas descubrirás la belleza de lugares como el Mirador Fuente Dé (Cantabria), Aigüestortes (Lleida), el Mirador de Nicolás (Granada), Formentor (Mallorca), el Mirador del Río (Lanzarote), Fisterra (Galicia), Playas del Silencio (Asturias), Cap de Creus (Girona), Cabo de Gata (Andalucía) o el Parque Nacional de Cabañeros (Ciudad Real). Algunos de estos espacios, como estos dos últimos por ejemplo, se han salvado de la especulación o de los desmanes de la propia administración gracias a la movilización ciudadana. La historia une paisajes con personas, nos unifica y nos dignifica. Perderse por este libro o nidificar como si fuéramos aves entre sus páginas es la forma más cómoda y económica de respirar bosques, caminos, playas, faros, cielos. Una de las aportaciones de este volumen es entre otras cosas la de hacernos recordar la belleza que nos rodea. Ningún cielo o paisaje es igual a otro: las diferencias geográficas los hacen tan distintos pero tan igualmente bellos. Todo eso lo tienes al alcance la mano, recorriendo las páginas de este paisaje, leyendo los 50 paisajes de este libro. Fuente: http://www.eldiario.es