Reclaman la prohibición de la munición de plomo en todas las modalidades de caza.
La utilización de perdigones de plomo es la responsable del envenenamiento cada año de casi un millón de aves invernantes en Europa, mientras que en el Estado español en 2008 se calculó que entre 80.000 y 100.000 aves se intoxicaban cada año. Unas 60.000 aves morían. Las aves acuáticas son las especies más afectadas, especialmente el ánade rabudo, el porrón europeo, la malvasía cabeciblanca y el ánade real. Ya en 2001, y gracias a la presión, entre otras organizaciones, de Ecologistas en Acción, se logró la prohibición del uso de perdigones de plomo en las zonas húmedas incluidas en la lista del convenio relativo a humedales de importancia internacional (Convenio de Ramsar), en las de la Red Natura 2000 y en las incluidas en espacios naturales protegidos. Dicha prohibición, que no se logró aplicar totalmente por falta de interés de las administraciones, fue insuficiente ya que se permitió seguir cazando con perdigones de plomo en el resto de zonas húmedas. Dado que muchas de las aves acuáticas se alimentan fuera de los humedales incluidos en la lista Ramsar y de los espacios protegidos, donde sí se sigue utilizando el plomo, la intoxicación sigue existiendo. Hay que tener en cuenta que las aves acuáticas ingieren los perdigones involuntariamente, bien al confundirlas con semillas o al seleccionar las piedrecillas necesarias para la molienda de alimentos en la molleja. Cada vez es más evidente que las aves acuáticas no son las únicas especies afectadas, ya que otras aves, especialmente las rapaces mas carroñeras están muriendo por esta intoxicación, como ocurre con el águila real, el águila imperial, el buitre leonado, el aguilucho lagunero e incluso el quebrantahuesos. Estas especies ingieren el plomo al alimentarse de especies cinegéticas muertas o malheridas por disparos y que llevan perdigones o fragmentos de balas de plomo en su cuerpo. Dado que estas especies cuentan con una amplia distribución por todo el territorio, la sustitución del plomo debe realizarse en todas las zonas donde se caza para asegurar su eficacia. También la contaminación de la carne de caza con plomo, proveniente de perdigones o balas, es otro elemento de gran preocupación. La presencia de pequeños fragmentos de munición de plomo hace que, en muchos casos, no lleguen a ser retirados antes de ser cocinados. Aunque el plomo presente en la munición está en forma metálica, que es poco absorbible, durante la cocción y la digestión es parcialmente transformada en sales más biodisponibles y, por lo tanto, peligrosas. El Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) del Ministerio de Sanidad recomendó en 2012 a embarazadas y menores de seis años que no coman carne de caza, y a los adultos que limiten la ingesta a una ración a la semana debido a la existencia de plomo. Por todas estas causas, Ecologistas en Acción considera necesario que las administraciones autonómicas, que son las competentes en materia de caza, prohíban la utilización de plomo en la munición de caza y que se pongan en marcha estudios para poder reducir los efectos de las miles de toneladas de esta munición que se vierten en el medio natural. Fuente: Arainfo (1-2-2017).