Emmanuel Ménoni: «El cambio climático juega un rol en el declive del urogallo».
Desde que finalizó Biología y Ecología en la Universidad de Grenoble (Francia), ha volcado su vida en la conservación de aves forestales como el urogallo y el gallo lira. En la actualidad, se dedica a la investigación y estudio de los galliformes de montaña en la Oficina Nacional de Caza y Fauna Salvaje (ONCFS) del Ministerio de Ecología y Agricultura del gobierno francés. Desde este organismo, estudia las poblaciones de urogallo pirenaico, pariente cercano de la subespecie cantábrica. ¿Cuál es la situación del urogallo pirenaico? En general, existe una tendencia a la estabilización de las poblaciones de urogallo pirenaico desde 2010. Pero a una escala geográfica más reducida, las poblaciones del Piemonte de los Pirineos occidentales y de la alta cadena oriental tienden al declive. Se estima que hay en torno a 1.985 machos en los Pirineos franceses y un total de unos 4.000 ejemplares adultos de ambos sexos. En Cataluña, hay una ligera tendencia al descenso en los últimos 10 años. Pero la población se ha mantenido estable entre 1990 y 2010 con unos 500 machos. En Andorra, también se ha estabilizado en más de 200 machos. Aragón sólo contaba con 50 en 2005 y Navarra con menos de diez. ¿Por qué es tan complicada la gestión de las poblaciones de urogallo más meridionales del mundo? La presión humana de nuestras montañas es más fuerte que en zonas como Escandinavia o Rusia. En Suecia, Noruega y Finlandia hay unos 750.000 urogallos y 20 millones de habitantes, mientras que en Francia sólo hay 4.500 ejemplares y 67 millones de habitantes. Si bien la proporción de habitantes que vive en las montañas de Francia y España es reducida, en particular en los Pirineos, estas zonas atraen a millones de turistas en invierno y en verano. Como consecuencia, el hábitat del urogallo ha perdido calidad. Hoy en día el éxito reproductor es de un juvenil por hembra. Es muy probable que esta tasa sea insuficiente para mantener los efectivos, si tenemos en cuenta las causas de mortalidad no natural. ¿Cuáles son las causas del declive del urogallo en los Pirineos? Son prácticamente las mismas que intervienen en el declive de las poblaciones de urogallo cantábrico, pero con diferentes intensidades. En los Pirineos, las estaciones de esquí son una importante fuente de molestias y de mortalidad para el urogallo ya que numerosas aves colisionan cada año con los cables. También las actividades de ocio perturban al urogallo en invierno y en el periodo de reproducción. Además, los cambios en el pastoreo han comportado un aumento de vallados ganaderos que causan su muerte por colisión. También la explotación forestal ha modificado profundamente los bosques en los dos últimos siglos. A estas causas hay que añadir que el nivel de depredación ha aumentado desde principios del siglo XX hasta alcanzar niveles máximos en nuestra época. La caza del urogallo –muy intensa entre 1960 y 1990- también ha reducido mucho los núcleos de población más accesibles. ¿Cómo ha influido el cambio climático en la supervivencia del urogallo? El frío y la lluvia en primavera provocan una reproducción deficiente. Este fenómeno podría haber aumentado en los últimos 40 años, lo que hace suponer que el cambio climático juega un rol en el declive del urogallo. Pero conviene señalar que es un fenómeno complejo y que, por el momento, no se puede afirmar categóricamente. En los Pirineos no se ha demostrado científicamente, pero sí en Escocia y en Finlandia con el gallo lira. Nosotros hemos publicado un artículo que muestra que el apareamiento se produce 15 días antes respecto a hace 30 años. Por lo tanto, los pollos nacen antes, a menudo en un periodo frío y húmedo. Es posible que los invertebrados que necesitan en los primeros días de vida sean menos abundantes y pueda influir en su supervivencia. Estamos a punto de empezar un nuevo proyecto que trabajará esta cuestión con numerosas especies de galliformes de montaña en Francia. Con el proyecto Gallipyr han trabajado en la conservación del urogallo pirenaico, entre otras aves, desde 2007 a 2013. ¿Qué resultados destacaría? Entre los más remarcables, ha mejorado la consideración de esta especie en la gestión forestal. También destacaría los trabajos de restauración del hábitat, un excelente estudio catalán sobre el rol de la depredación, la traslocación de perdices nivales como medio para contrarrestar la pérdida de riqueza genética y acciones concretas contra las molestias que sufren las aves. ¿Qué mejoras en el hábitat han constatado al finalizar el proyecto? Las respuestas han sido favorables en los lugares que hemos evaluado a largo plazo. Por ejemplo, se ha constatado un crecimiento rápido del arándano y un buen tapiz herbáceo. También observamos una respuesta rápida en el comportamiento de las aves y más lenta en el aspecto numérico, pero también más espectacular. Al igual sucede con ciertas acciones para reducir las molestias humanas. Por desgracia, cuando finalizó el proyecto no continuaron los trabajos de conservación en algunos de estos lugares. El proyecto LIFE+ Urogallo cantábrico acaba este año. ¿Qué recomendaría a las administraciones y los socios para dar continuidad a las acciones a largo plazo? Hay que mantener los esfuerzos sobre el hábitat. Estuve en la cordillera Cantábrica y no vi verdaderos problemas vinculados a la explotación forestal. Por el contrario, debido al uso excesivo de algunos lugares, ha quedado en algunas zonas una vegetación no apta para la cría de los pollos. En otras, el sotobosque ha sido invadido por una vegetación muy densa que impide que la gallina alimente a las crías. Creo que es el resultado del abandono total y brutal del pastoreo. También se debería dar continuidad a la reducción de causas de mortalidad de origen antrópico. Por otro lado, programaría un control depredadores generalistas en núcleos de población sólidos durante un periodo mínimo de tres años. En esta línea, los socios catalanes del proyecto Gallipyr publicaron un artículo científico en Plos One. Esto será criticado por los no intervencionistas, pero la literatura científica es muy clara. Desde un punto de vista ético, mi argumento es que las densidades de estos depredadores a menudo son el resultado de desequilibrios que han provocado nuestras propias actividades. También recomendaría llevar a cabo un estudio de variabilidad genética. ¿Qué permitiría un estudio de variabilidad genética? Estos estudios no son muy costosos y se podría hacer a partir de excrementos de urogallo. Si la población se ha mantenido con un número reducido de ejemplares durante mucho tiempo, frenará su dinamismo geográfico. Si la variabilidad genética es muy débil, puede que valga la pena reintroducir desde los Pirineos donantes de genes por generación ya que genéticamente estas dos poblaciones son muy próximas. Sé que esta idea será criticada por aquellos que piensan que no es aceptable mezclar dos subespecies distintas, pero no se hará nada en este sentido sin tener en cuenta la opinión de numerosos genetistas y biólogos. En función del criterio de los expertos, se podría recurrir a esta operación como última oportunidad para el urogallo. Como acción complementaria a la gestión del hábitat, España ha optado por la cría en cautividad. ¿Cree que puede ser eficaz a largo plazo? El refuerzo de la población puede tener un sentido y ser eficaz, pero siempre y cuando se haya actuado sobre otros factores limitantes. Antes de practicar la reintroducción, se deben destinar muchos recursos a la mejora del hábitat y a la reducción de las causas de mortalidad del urogallo. El refuerzo de la población sólo tiene sentido si los efectivos en el medio silvestre son muy débiles y si las aves liberadas tienen una buena variabilidad genética. ¿Qué diría a aquellos que se preguntan por qué destinamos tantos esfuerzos a frenar el declive de una especie tan amenazada como el urogallo? Les diría que las subespecies cantábrica y pirenaica llevan una parte original de la variabilidad genética de la especie de urogallo común. Además, estas dos subespecies, que son meridionales, pueden enseñarnos aspectos relacionados con el cambio climático ya que han aprendido a vivir hace miles de años en un entorno muy diferente al de los bosques boreales. También les diría que el urogallo es un buen centinela de la biodiversidad de los bosques de montaña. Añadiría que los medios invertidos en el urogallo no son relativamente nada si los comparamos con otros gastos. Por ejemplo, en Francia un solo kilómetro de autopista cuesta unos 6 millones y el proyecto Gallipyr, 2,5 millones. Algunos dicen que esta especie ligada al frío está condenada a la extinción. Eso no es verdad del todo. No sabemos nada. Recordemos a principios del siglo XIX había menos de 1.000 urogallos en los Pirineos franceses y que un buen ornitólogo inglés, Ingram, predijo su extinción. Hoy en día el hábitat está mucho mejor que entonces. Fuente: http://lifeurogallo.es/